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Niños en la Iglesia
En una conferencia de iglesias en casa en Virginia, antes que empezara el panel de discusión, le susurré a un amigo que apostaba que la primera pregunta sería: “¿Cómo manejamos los niños?” Y así fue. Esta, en mi opinión, es la pregunta número uno hecha por aquellos que están contemplando la posibilidad de iglesia en casa. Es una tremenda piedra de tropiezo, pero no debería serlo. Este capítulo examinará tres cosas: primero, las filosofías o mentalidades discrepantes que las iglesias institucionales y las iglesias en casas tienen con respecto a los niños y la iglesia; segundo, problemas prácticos que surgen; y tercero, la ventaja para los niños de las iglesias en la casa.
En un artículo que alguna vez escribí, hice la pregunta: “¿qué es lo que haces por los niños?” Me avergüenza decir que el primer borrador de aquel artículo decía: “¿qué es lo que haces con los niños?” Inconscientemente había sucumbido ante la filosofía o mentalidad de la mayoría de iglesias institucionales: los niños son un problema, ellos interfieren con el todopoderoso “servicio”, donde profesionales asalariados importantes, vestidos con túnicas o trajes y corbatas, dan discursos importantes, y donde oyentes serios, callados y santos se sientan casi muertos en las bancas. Así la pregunta se convierte en, ¿qué es lo que hacemos con los niños mientras hacemos las cosas importantes en el “servicio”?
Ni Jesús, ni los apóstoles, se preocuparon jamás sobre qué hacer con los niños. Jesús nunca jamás dijo: “Que los pequeños niños sean metidos en una guardería.” ¿Puede usted imaginarse a los niños siendo llevados a la Iglesia para Niños durante el Sermón del Monte?
La Escritura no nos dice mucho sobre cómo manejar a los niños cuando los creyentes se reúnen. Pero no me puedo imaginar a los creyentes de ese entonces, sin niños. Creo que no se ha dicho mucho al respecto, porque los primeros cristianos no hicieron un gran problema de ello. Las iglesias eran en el hogar; las familias vivían en los hogares; los niños se reunían con la iglesia en el hogar.
Aunque las Escrituras no dicen nada directamente con respecto a los niños y a las reuniones de creyentes, hay vislumbres. Por ejemplo, explícitamente se declara que los niños estuvieron presentes en la alimentación de los cinco mil y de los cuatro mil (Mat. 14:21, 15:38). En un viaje misionero, “todos los discípulos y sus esposas e hijos” acompañaron a los apóstoles que partían, y oraron con ellos en la playa (He 21:5). Finalmente, cuando se leyó la carta de Pablo a los Efesios, éste se dirigía directamente a los niños: “hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres” (Ef. 6:1) ¿Cómo podían los niños escuchar esa exhortación leída en la iglesia a menos que estuvieran en la reunión de iglesia?
Y a pesar del silencio relativo de las Escrituras con respecto a los niños y la iglesia, yo puedo garantizar una cosa: no había ni Escuela Dominical ni Iglesia para Niños. Si las escuelas dominicales son anexos esenciales de la vida de la iglesia, ¿por qué la Biblia calla en este tema? La Biblia, Su plan de edificación, es completa en cada detalle. ¿Hay algún cristiano que pudiera negar que la Biblia sea un plan perfecto? Interesantemente, ni siquiera hay un indicio de que hubiera Escuelas Dominicales en el plan de Dios.
Las Escuelas Dominicales ni siquiera fueron desarrolladas para enseñar historias bíblicas o ética cristiana, sino que empezaron en el siglo diecinueve, en Inglaterra, para ofrecerles a los niños pobres, hijos de los obreros de las minas y de las fábricas la oportunidad de leer y escribir. ¿Quién tenía la principal responsabilidad de entrenar a los niños antes de la aparición de las Escuelas Dominicales? La familia. Creo que el argumento de la mayoría de iglesias en casa es que la familia continúa teniendo la principal responsabilidad por la instrucción y el cuidado de los niños cristianos. Esa puede ser la razón por la cual la mayoría de iglesias en casa (tal como la iglesia bíblica neotestamentaria) no tienen Escuelas Dominicales. Y esto realmente es una barrera para los cristianos que están pensando en dejar la iglesia institucional por la iglesia en casa. Es asombroso cuantos cristianos se preocupan por el bienestar espiritual de sus hijos al punto que los padres se envenenaran a sí mismos a muerte con la religiosidad corrupta de algunas iglesias institucionales, en tanto que esta tenga un buen programa para jóvenes. Estoy convencido que muchas iglesias institucionales se han dado cuenta de ello y sacan provecho creando llamativos “ministerios juveniles”, con tal de no permitir que sus “diezmantes” se vayan. (Claro está, que también soy consciente que frecuentemente también hay otras motivaciones sinceras involucradas).
Aunque es el trabajo primordial de la familia el instruir a los niños en el Señor, eso no significa que la iglesia en casa no deba mostrar interés por su bienestar. Muy por el contrario. Si los niños ven a la iglesia de sus padres como una molestia, entonces su tendencia será pensar que Jesús también lo es. Por esta razón debemos discutir sobre formas prácticas para que la iglesia en casa haga saber a los niños que la iglesia les pertenece tanto a ellos como a sus padres.
Al discutir sobre formas prácticas de integrar a los niños a la vida de las iglesias en casa, debemos comenzar entendiendo que si los padres traen la mentalidad tradicional de iglesia institucional a la iglesia en casa, nada va a funcionar para los niños. La iglesia institucional tiene mentalidad de segregación juvenil: ponlos al cuidado de la Escuela Dominical, para que todo pueda ser Santo y Tranquilo. Esto claro, que eso es antibíblico. ¿Qué tan callados cree usted que estuvieron los niños durante el Sermón del Monte? La iglesia institucional es litúrgicamente rígida en su “orden del servicio,” y los niños, siendo tan poco programados e impredecibles como son, nunca podrán encajar dentro de tal rigidez. Entonces la primera cosa práctica para hacer en la iglesia en la casa, es relajarnos – va a haber más ruido e interrupción en la iglesia en casa. Las personas con niños deben dejar de sentirse culpables por ello, y las personas sin niños necesitan ejercitar más tolerancia que la tendrían que tener en una iglesia institucional.
La segunda cosa práctica para hacer, es desarrollar relaciones cercanas entre cada adulto, y entre todos los adultos y todos los niños. Este desarrollo es posible en la iglesia en casa, de una manera que no es posible en la iglesia organizada. Con relaciones cercanas, si el pequeño Jhonny ha echado un chicle bomba en la taza del baño y está a punto de jalar la palanca, un adulto que no es ni el padre o la madre de Jhonny puede pedirle con autoridad al pequeño bribón que suelte el pabilo, sin temor de provocar un distanciamiento con él o con su mamá. Las relaciones cercanas son extremadamente importantes.
La tercera cosa práctica que se debería hacer, es buscar formas creativas y viables de involucrar a los niños en la reunión junto a los adultos. ¿De dónde sale la idea que la reunión (o la iglesia) pertenece exclusivamente a los adultos? Sé de una iglesia en casa donde los que están dotados musicalmente son en su mayoría los niños. Ellos tocan guitarras, violines, y flautas, y se sienten libres para dirigir una canción o la música. Otras iglesias en casa animan a los niños a compartir testimonios, o a recitar versículos que han memorizado, o a hacer peticiones de oración. Durante una reunión en mi iglesia en casa alguien llevó a cabo una “lección de Escuela Dominical” para los niños con los adultos presentes. A los adultos les tocó adaptarse al punto de vista de los niños pequeños (algo que todos los adultos deberían de hacer de vez en cuando), y los niños tuvieron la oportunidad de divertirse junto a sus padres a la vez que aprendían la lección espiritual que fue enseñada.
La cuarta cosa práctica que yo sugeriría, es no dejarnos atar sutilmente por “la teología de la iglesia en casa.” Es cierto que no creemos en la Escuela Dominical, pero el mundo no se va a acabar si alguien tiene algo especial para los niños, o si de vez en cuando se los lleva a otra habitación. Y no creemos en apaciguar a los niños con algún entretenimiento a fin de sacárnoslos de encima, pero no hay nada de malo con mostrarles un video de vez en cuando (aún cuando, y el cielo me perdone, se trate no de un video de Bugs Bunny y no uno espiritual).
Una quinta sugerencia práctica que un miembro de iglesia en casa ha sugerido, es que en cada una de las reuniones en casa se anuncien las reglas de la misma, para que ni los niños ni los padres dañen alguna cosa sin darse cuenta (por ejemplo, “no comer en la sala.”)
Una sexta sugerencia práctica es tolerar a los bebés ruidosos tanto como se pueda, pero si se vuelven escandalosos, asegúrese de que los padres entiendan que deben sacar al bebé de la reunión hasta que se tranquilice. Si los padres no lo hacen por iniciativa propia, se les debe comunicar. Recuerde, las relaciones son importantes. Necesitamos ponernos constantemente en los zapatos de nuestros hermanos y hermanas – y nuestros niños son, dentro del Cuerpo de Cristo, nuestros hermanos y hermanas. Prefirámoslos en amor.
Mi séptima y última sugerencia práctica es nunca jamás permitir que la reunión se torne aburrida – ni para los niños, ni para los adultos. Si la reunión está muerta o es demasiado larga para los adultos, ¡imagínese como lo ser para los niños! Su nivel de atención es probablemente la mitad del nuestro. Necesitamos ponernos constantemente en los zapatos de nuestros hermanos y hermanas – y nuestros niños son, dentro del Cuerpo de Cristo, nuestros hermanos y hermanas. Prefirámoslos en amor.
Finalizamos estos pensamientos con respecto a los niños y a la iglesia en casa, presentando las ventajas manifiestas de las mismas para nuestros jóvenes amigos. No debemos ver a los niños como un obstáculo para que personas nuevas vengan a la iglesia en casa. Debemos ver las ventajas de la iglesia en casa para los niños, y señalarlas como ventajas para los posibles convertidos en la iglesia en casa.
Una de las grandes ventajas de la iglesia en casa para los jóvenes es que los jóvenes pueden ver a sus padres en una relación amorosa y apoyadora con unos y otros. Pueden ver cómo sus padres abren sus corazones a Dios de una manera real, personal, no religiosa y sincera.
Otra tremenda ventaja es que a los niños no se les da un nivel de segunda en la iglesia: ellos no son segregados, llevados fuera de nuestra vista dentro de guarderías, Escuelas Dominicales y ministerios juveniles.
Desde mi punto de vista, una de las más grandes ventajas son las relaciones cercanas que se desarrollan entre los adultos y los hijos de otros adultos. En mi iglesia en casa, yo oro constantemente por los niños involucrados. Solo hay seis parejas en la iglesia y únicamente catorce niños. Es muy fácil enterarse de lo que está sucediendo en las vidas de los chicos, y es fácil orar diariamente por ellos, de manera individual, por nombre. Les aseguro que esto no sucede de manera frecuente en las mega-iglesias.
Conclusión
Cierro con una pieza brillante de Doug Phillips, de Visión Forum, de su “programa de jóvenes” en la iglesia. Aunque él no está describiendo una iglesia del tamaño de una sala, sus puntos son bastante relevantes:
“Tengo el privilegio de adorar en una iglesia pequeña de familias integradas. Cuando me preguntan acerca de nuestros diversos programas en la iglesia, yo les explico que somos bendecidos con más de treinta organizaciones diferentes a las cuales pertenecen nuestros miembros – estas se llaman familias. Luego explico que tenemos más de sesenta líderes de jóvenes – los cuales se llaman padres. De hecho, tenemos un calendario de eventos tan lleno que cada día de la semana hay una actividad obligada – llamada adoración familiar…
Con tanta responsabilidad en sus manos, nuestros líderes de jóvenes realmente tienen que poner todo su esfuerzo… Ellos tienen que estudiar la Palabra de Dios como nunca antes lo han hecho, de manera que puedan dirigir su organización sabiamente. Tienen que ser creativos para que puedan resolver los diversos problemas de sus grupos de interés especial. Tienen que aprender a ser pacientes. Tienen que aprender a amar. Es más, tienen que cambiar las prioridades en sus vidas.
Esta última parte es crucial. Sólo si cambian sus prioridades de vida y al estructurar apropiadamente sus organizaciones, serán exitosos nuestros directores de jóvenes. Ellos lo saben. También saben que hay un precio que pagar. Pero la mayoría de ellos están dispuestos a pagar el precio, porque han decidido que la más grande actividad que pueden realizar en esta vida, es ser un pastor de jóvenes y dirigir una organización de interés especial llamada la familia cristiana.
Esto es lo que estamos descubriendo: mientras más nos comprometemos a fielmente pastorear nuestras mini-congregaciones, más bendición experimentamos. Además, mientras más estudiamos lo que la Palabra de Dios dice acerca de estas pequeñas congregaciones, más vemos las maravillas y brillantez del plan de Dios de equipar a la Iglesia y transformar a toda la cultura por medio de estas frecuentemente olvidadas, torcidas y aún difamadas organizaciones llamadas hogares cristianos.”[1]
Preguntas de Discusión
1. ¿Por qué es incomprensible imaginarse a los niños siendo guiados a una “iglesia de niños” equivalente a la del primer siglo durante el Sermón del Monte?
2. ¿Qué ejemplos Escriturales existen de niños presentes en reuniones religiosas?
3. ¿Cuál fue el origen de la Escuela Dominical?
4. ¿Quién tenía la responsabilidad principal de entrenar a los niños antes de la aparición de las Escuelas Dominicales?
5. ¿Quién es responsable por el entrenamiento religioso de un niño, la iglesia o sus padres? Explique.
6. ¿Quienes son los directores de jóvenes apropiados dentro de cualquier iglesia?
7. ¿Por qué muchos padres no quieren a sus hijos consigo en la iglesia o el estudio bíblico?
8. ¿Por qué muchos padres insisten que sus hijos permanezcan con ellos en la iglesia o el estudio bíblico, en vez de la Escuela Dominical o los grupos de jóvenes?
9. ¿Qué rol pueden jugar los niños/adolescentes en una reunión participativa de iglesia estilo 1 Corintios 14?
10. Las tazas de mortalidad infantil en el mundo antiguo eran funestas. Algunos argumentan que las familias más grandes de hoy en día justifican el adquirir un lugar que pueda abarcar más personas que una casa privada (debido a la mayor cantidad de hijos). ¿Está usted de acuerdo? ¿Por qué?
Nota: La NTRF también ofrece recursos para maestros, para ayudar a dirigir una discusión sobre la vida de la iglesia neo-testamentaria. PidaThe Practice of The Early Church: A Theological Workbook (Leader’s Guide) en www.NTRF.org.
[1] Douglas W. Phillips, “Our Church Youth Group” (San Antonio, TX: Vision Forum Ministries, 2002)